Violencia escolar: «Los problemas de convivencia escolar» por Fernando Onetto

Fernando Onetto, Coordinador del Programa Nacional de Convivencia Escolar, en el Ministerio de Educación de la Argentina, nos dice que “los problemas de convivencia escolar son más visibles que hace 50 años”. La agenda educativa que hoy, la Sociedad le acerca al Estado, incluye entre sus prioridades, el enseñar a convivir.

El objetivo de este programa de convivencia escolar, es ofrecer recursos para que las instituciones puedan ser lugares de formación en valores democráticos. Desde el programa, focaliza la tarea en el ámbito de las normativas escolares, la relación de supervisión con elsistema educativo y el vínculo entre la escuela y la familia.

Dar la palabra a los docentes, considerarlos constructores de teoría educativa y ُapuntar al diseño autónomo de experimentos controlados de cambio práctico-teórico, protagonizados por los mismos docentes, son los parámetros identificatorios del Programa.

Se está trabajando en conjunto con las instituciones, y las medidas a tomar van a ser establecidas con cada institución, teniendo en cuenta la realidad de cada caso. El desafío de este proyecto es aportar las condiciones para que cada escuela pueda tomar el camino que necesita, para mejorar la convivencia escolar.

Fernando Onetto aclara que “la norma marco es general, y es donde se ponen unos mínimos denominadores que no pueden faltar a la hora de realizar un convenio, y además, refiere a las normas de mayor alcance que regula la Nación, como son: la Ley de Educación Nacional, la Ley de Protección de los Derechos del Niños y Jóvenes; de tal manera que una norma particular de una escuela de menor alcance, no puede contradecir normas de mayor alcance, como las nombradas anteriormente. En ese marco, se recuerdan esos principios, y en general, podríamos hablar de tres «NO», claramente determinados y compartidos. No al abuso, No a la discriminación y No a la violencia

Para finalizar el Coordinador del Programa Nacional de Convivencia Escolar, destacó que los problemas de convivencia escolar son mucho más visibles ahora, que hace 50 años, debido a que ha desaparecido el consenso social sobre los temas que se van a poner en discusión en la escena pública.

“Uno de los grandes temas en los que nos cuesta ponernos de acuerdo a los adultos, es en cómo educar a nuestros hijos. Cada familia tiene sus valores y normas, y en ese disenso social, es difícil que el chico pueda ver un colectivo adulto que está de acuerdo, que respalda las normas, y ante adultos en conflicto, indefectiblemente, tendremos jóvenes desorientados”, finalizó Fernando Onetto.

Les dejo una entrevista muy interesante para compartir con Uds, con respecto a los lineamientos que el Licenciado en Filosofía, Fernado Onetto, donde nos sugiere otro tipo de sanciones, que no sólo apunten a advertir, sino que permitan aprender. Desde su punto de vista, en las escuelas, prevalece la lógica del ocultamiento, que es necesario revertir con apoyo especializado. Desde «Mediacion y Violencia», compartimos en un 100% estos aspectos, y vamos hacia una educación, donde la sanción sea conceptualizada y educadora, porque hace a la formación de ciudadanía. Después veremos de más grandes por qué no se cumple con la norma, por qué no se refuerza y se aprende en esa etapa de formación, el valor que ellas tienen!

«La escuela hoy tiene el desafío de prevenir la violencia. Debe trabajar la tolerancia, acordar normas, y saber abordar los conflictos. Pero no tiene por qué mantener en sus aulas al chico que no quiere aprender, ni acatar las normas de convivencia» nos dice Onetto.

“No es la institución la que lo excluye, sino él, quien decide quedarse afuera. Para estar incluído, hay que aceptar ciertas reglas, de lo contrario deberá esperar y pensarlo” dice de manera tajante el especialista Fernando Onetto. Hay que resolver la difícil ecuación que hoy enfrentan las escuelas: disciplina versus contención a cualquier límite.

– ¿Cómo ayuda hoy el Estado a las escuelas?

– Tenemos un programa que hoy llega a 14 provincias, donde en esta etapa, estamos capacitando a directores y preceptores de Nivel Medio. La estrategia básica, por el momento, es tomar a los actores estratégicos involucrados con este tipo de tema.

– ¿Todas las acciones se destinan a los docentes?

– Preferimos encarar al renglón adulto. Podríamos haber optado por la enseñanza de habilidades sociales a los alumnos, pero nos parece que si no existe un marco institucional que contenga, por más habilidades que manifiesten los estudiantes, los conflictos no se pueden resolver.

-¿Se analiza incluirla como materia en el futuro?

La enseñanza de las habilidades sociales está en la Ley de Educación. Hoy se trabaja algo en el área de Ética y Ciudadanía, pero es un trabajo pendiente. Lo cierto es que la mejor solución es enfocar el tema como proyecto institucional, no puede ser sólo una materia.

-¿Qué pedidos de auxilio recibe de los directores de todo el país?

-Una cosa que aparece mucho es la falta de una red social. La autoridad del director no es una cualidad individual, debe constituirse en una red junto con la familia y otros sectores del Estado. Hoy, una sola persona, no puede sostener su autoridad. Los directores se quejan de esa falta de respaldo del medio. Antes, esto se daba como punto de partida, y ahora hay que construirla.

-¿Las amonestaciones son una forma de conseguirlo?

-No creo que sea un punto central. Las amonestaciones son un tipo de sanción, que traducidas significan advertencia. Lo que pasa es que después se fueron cosificando como amenaza de expulsión. Cuando se las quiso reemplazar, se lo hizo por advertencias, que es lo mismo. Lo que recomendamos es que haya otros tipos de sanciones, que apunten no sólo a advertir, sino que también permitan aprender.

-¿Cuáles serían?

-Aquí aparece la famosa cuestión de la reparación, como aprendizaje de asumir las consecuencias de mis acciones. También hay otro tipo, como el ‘contrato de cambio de conducta’: se pone en suspenso una sanción, y se da un plazo para reflexionar y mostrar una prueba del cambio.

-Entonces, ¿hay que contener o exigir disciplina?

-¡Es un lindo dilema! Creo que hay una confusión, pensar que «incluir», es tener dentro de la escuela a alguien cualquier precio, es un error. Incluir en la escuela, es incluir en el proceso de enseñanza-aprendizaje que ésta propone. Si el chico está en la escuela sin aprender, no está incluído, está «alojado». Entonces, lo que tenemos que garantizar, es que la escuela siempre tenga las puertas abiertas para entrar en los procesos de aprendizaje, pero si el chico no quiere, no es la escuela la que lo excluye, sino él, quien está decidiendo quedarse afuera.

-¿Cuáles son los conflictos que más aparecen?

-Recién ahora se están recogiendo más estadísticas, gracias a los primeros pasos del Observatorio Nacional, pero todavía necesitamos información al instante de los hechos y su magnitud en todo el país. De todos modos, en este ámbito, el factor estadístico no es relevante. El problema es más cualitativo que cuantitativo. Un caso puede destruir una escuela, aunque estadísticamente, sea casi irrelevante. Lo cierto es que las mismas instituciones los solapan, porque psicológicamente prevalece la lógica del ocultamiento. Salir de esto no es sencillo, la escuela no sale sola, necesita apoyo especializado, porque el hecho suele tener una onda expansiva muy grande.

Perfil

Fernando Onetto es Licenciado en Filosofía de la Universidad del Salvador, y docente de la Cátedra de Ética y Medios de Comunicación de la Universidad de San Martín. También tiene un posgrado en el ISER.

Fuente: http://weblog.mendoza.edu.ar

Funcionario. Actualmente se desempeña como consultor de la Secretaría de Educación de la Nación Argentina. Allí coordina el Programa Nacional de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación.

Fuente: Prensa DGE

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