Bullying: No es conflicto, es un desequilibrio de poder

Los primeros años de un niño como alumno son primordiales en su existencia,  en ese contexto social y las relaciones que establezca en él, van a determinar gran parte de un modelo emocional y social que le acompañará el resto de su vida. En consecuencia, los conflictos que surgen en estos primeros años marcan en la conciencia del individuo una gran impronta, cuyos efectos, pueden llegar a ocasionar distorsiones y trabas emocionales en uno de los períodos más importantes de su desarrollo educativo. (6 años a 11 años)

Los factores condicionantes de la comunicación interpersonal

Para comprender mejor el bullying, debemos tener en cuenta que la comunicación interpersonal viene determinada por la existencia de unos factores que configuran un contenido discursivo y un modo de comunicación específicos.

En primer lugar, la comunicación puede desarrollarse en una situación en la que ambas partes (emisor-receptor) se relacionen de tal modo que se produzca una participación equitativa en la emisión y recepción del mensaje posibilitando así el intercambio de papeles; por ejemplo, una conversación entre amigos en un bar o una conversación telefónica, formarían parte de una comunicación bilateral o bidireccional. Por el contrario, como sucede por ejemplo durante una asamblea, el peso del proceso comunicativo puede recaer solamente en el emisor, produciendo que el receptor participe pasivamente en un proceso comunicativo, en el que sólo escucha pero no produce contenido comunicacional; en este caso, nos hallamos ante un discurso unidireccional o unilateral.

En segundo lugar, la comunicación también parte de la situación jerárquica de sus integrantes. En este sentido, una comunicación puede originarse desde un plano  horizontal, es decir, una interacción formada por miembros de una misma jerarquía, como por ejemplo entre alumnos; o, por el contrario, desde un plano vertical: una interacción formada por miembros de diferente jerarquía, como por ejemplo, entre un profesor-alumno en un aula escolar, o entre un ponente-auditor durante un evento.

En tercer y último lugar, como consecuencia de los dos factores anteriores, las relaciones que se establecen entre ambas partes durante el proceso comunicativo puede variar según su simetría (los integrantes se encuentran en igualdad de condiciones sin la existencia de ningún tipo de superioridad entre ambos) o su asimetría (los integrantes se encuentran en un plano de desigualdad durante la interacción existiendo una superioridad de una parte sobre la otra).

Teniendo en cuenta los factores anteriores, un proceso comunicativo óptimo, estable y productivo sería aquel que tuviese un discurso bidireccional que permitiese la participación de ambas partes, cuyos participantes, si bien pudiesen presentar diferentes estatus jerárquicos durante el diálogo (horizontalidad o verticalidad), interactuasen en un plano simétrico sin que existiese ningún tipo de superioridad de una parte sobre la otra.

El bullying dentro de la comunicación interpersonal

El bullying, como conflicto social, nace a partir de las relaciones interpersonales que se establecen dentro de un centro escolar entre los alumnos. Se trata de un proceso paulatino que se va edificando día tras día a través de las relaciones sociales y que difícilmente se identifica en sus inicios debido a que resulta casi imposible de reconocer por parte del profesorado, aunque sí por los alumnos. En este sentido, el bullying opera desde un conflicto grupal-horizontal y no individual-vertical, ya que en él siempre participan colectivos formados por personas con un mismo nivel jerárquico (alumnos), cada uno con sus propios roles y modos de interacción diferentes con respecto al conflicto.

El bullying es la consecuencia de una situación de desequilibrio de poder entre dos partes: la parte débil (hostigado) y la parte dominadora (hostigador), la cual abusa de ese desequilibrio para maltratar intencionadamente al hostigado de manera violenta y agresiva. La relación asimétrica se extiende, además, a través de reiterados acosos y hostigamientos que pueden trasladarse incluso fuera del horario escolar aislando a la víctima e impidiendo que pueda defenderse y solucionar el conflicto por sí sola. Por lo tanto, la asimetría condiciona una comunicación interpersonal unidireccional en el que el agresor oprime al hostigdo dejándola sin posibilidad de responder y convirtiéndola  en el objeto pasivo del maltrato.

Finalmente, a diferencia de otros conflictos discursivos e interpersonales, el bullying no parte de una contraposición de intereses en relación a un objetivo, sino que es un proceso de victimización en el que la disputa no se presenta como el motor del conflicto debido a una asimetría del poder que impide tanto la participación equilibrada de las partes como la consecución de un objetivo mutuo. Es, en consecuencia, un acoso que vulnera los derechos fundamentales del alumno: el derecho a no estar sometido a una humillación intencional y reiterada, y a estar seguro en la escuela.

 

Fuente: Global views blog magazine

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  1. […] Como nace el bullying a partir de las relaciones sociales en la escuela y la producción del conflicto social. Enterate aquí como se genera y puede trabajarse.  […]

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