BullyNoviazgos: El bullying te puede seguir en tus relaciones de novios

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Son adolescentes y han pedido ayuda. Todas estuvieron de novias con varones violentos y acosadores, todas necesitaron orientación para cortar esas relaciones, atrapadas como estaban entre la atracción y el acoso, y la máscara del arrepentimiento que les hacía darles otra oportunidad.

Antonella. Ahora tiene 21, pero cuando se enganchó con ese hombre, por el cual está ahí, tenía 17 y él 23. En su relato, es en el que más aparece la violencia física (la emocional es la otra moneda corriente, común a todas). Sin embargo, da la sensación de tener elaborado el tránsito y el duelo. “La relación duró ocho meses. Violencia física hubo en los últimos cuatro, pero antes había maltrato emocional y acoso: me desvalorizaba en lo que hacía, o los celos –me decía: ‘Sos una trola, andás mirando a otros tipos’–. Yo no tenía ni voz ni voto. Y cuando terminaba de pegarme, me decía: ‘¿Ves lo que me obligás a hacer?’ Otro clásico: culparlas a ellas de los propios descontroles. En el lenguaje de las chicas, se notan los meses de análisis: “maltrato emocional”, “desvalorización”, y sobre todo “baja autoestima” evidencian los elementos aprendidos para desaprender los viejos juegos que no podían dejar de jugar. “Los golpes fueron de un día para el otro. Yo no me defendía –sigue Antonella, que no tiene aspecto de desvalida–. Y yo sentía que si le hablaba dulce, él iba a cambiar. Incluso le saqué turno para un psicólogo, lo que quería en verdad, era un psiquiatra que lo medicara, pero no funcionó.”Otra conducta clásica: la redención llegará a través del amor y así él será un buen marido, mientras tanto… a aguantar. “Llegué acá porque llamé al 110 pidiendo lugares para llevarlo a él. Acá me propusieron denunciarlo, pero yo no quería eso, quería ayudarlo y salvar la pareja. Vine después, cuando ya había cortado, hace un año, porque tenía miedo de volver a caer, sentía que necesitaba contención. Mis viejos estaban separados y yo no tenía una familia.”

Para las psicólogas, son fundamentales las familias de origen, es muy probable que chicas golpeadas y chicos golpeadores vengan de hogares en los que vieron las mismas respuestas violentas y se manejeron toda su vida naturalizando la violencia. Antonella no es la excepción: madre sumisa, aunque violenta verbalmente, y padre agresivo emocionalmente y cobarde, según la estima en que ella los tiene hoy. Su propia estima, parece, está mejor. 


La historia de Luciana es larga. Fueron 6 meses en verdad, pero para ella hay detalles, idas y vueltas, fundamentales. Vive en San Martín y tiene 19 años. Cuando se enganchó con Rodrigo tenía 17 y él 22. Nunca se sintió enamorada y tampoco le pareció que él lo estuviera, aunque él jurara que sí. Pero siempre estaba mal, todo le molestaba. “No pasó de apretarme el brazo o sacudirme, pero fueron mis peores seis meses: me insultaba, me amenazaba con matarse si lo dejaba, escribía cartas despidiéndose de su familia y amigos, y me pedía que las entregara después de su muerte.” Cada día más acecho, más control, más sumisión. Con la excusa de que trabajaba a dos cuadras de la casa de ella, el novio de Luciana terminó instalándose a vivir como uno más de la familia, pero a los tres meses dejó el trabajo. Ella le pedía que se fuera. Nada. “Un día se molestó porque le hice el desayuno, o se colgaba riéndose mal como ves en las películas a un loco. Y una vez me sugirió ir a las playas de San Isidro con mi hermana, que tiene 14 años y yo soy muy pegada a ella, pero a él le molestaba. Fuimos y nos decía que quería vernos de lejos, quedarse aislado.

Y ahí sentí que estaba en juego algo más que mis sentimientos, tenía miedo que se metiera a mi familia. Yo también le busqué psicólogo, pero no funcionó.” Se separaron después de una noche en la que ella tenía que dar un parcial de Ciencias Económicas y él no la dejó estudiar; antes le había escrito en el pizarrón de un aula “Luciana te amo”. Pero él seguía apareciendo, hasta se trepó por el balcón. Por eso Luciana buscó ayuda, no sabía cómo manejar esos retornos estilo Freddy Krueger. “Lo que más me shockeaba era mirarme al espejo. Me veía hecha pelota por dentro”, dice con una voz quebradiza por naturaleza, no está por llorar. Una vez que empezó la terapia, quiso que su mamá se divorciara de su papá, “también la desvalorizaba, ella no tenía amigas y él cada vez venía menos a dormir. Se separaron hace tres meses, ella todavía entra en sus juegos, pero está todo más tranquilo”.
Valeria cuenta rapidito, como por arriba. Los golpes internos se los queda para ella. Fueron un año y unos meses con un chico de su edad. Todo iba bien hasta que ella le planteó que le parecía que era demasiado liberal la relación, que a él no le importaba mucho. “Y ahí la cagué. Empezó a celarme con todo. Dejé de ver a mis amigas, me olvidé de ir a bailar, y llegó a ir a danza clásica conmigo, decía que le hacía bien para kung-fu, que practicaba hace años. Fue cambiando de a poco, cada vez le molestaban más cosas. Me agredía sobre todo verbalmente y amenazaba con dejarme. Después amenazaba yo y el que se ponía re mal era él. Siempre pensaba en dejarlo, pero lo quería. Hasta que el día de la primavera me hizo un planteo y me cansé, estaba aliviada de cortar. Me vino a buscar llorando unos días después.

 Hay factores, al igual que en el bullying, que hoy se da entre las relaciones adolescentes   enfermizas, de las cuales «ellos» las creen naturales. Los factores son EL CONTROL, LA OBSESIÓN,LA MANIPULACIÓN,EL MALTRATO, LOS CELOS.tal vez no hay violencia física por que saben que esta mal!!!! pero no saben que lo que padecen es violencia psicológica y acosos, por lo general las chicas, y en menor cantidad los chicos. No saben como salir de estas relaciones, se los ocultan a sus padres, porque no saben como contárselos y tampoco creen que este mal.

 

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One Response so far.

  1. Jennifer dice:

    Mi novio siempre hace bullying

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