Mediación escolar: Cuando en la escuela todos ganan

 

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Cuando hablamos de la negociación en colaboración y la búsqueda conjunta de las soluciones, los docentes nos preguntan si no estamos frente a una utopía, en tanto la estructura jerárquica de la instituciones escolares, donde de alguna manera los directivos «tienen la razón» y «el poder«, no ven razones para negociar.

El análisis del poder dentro de la Institución es un elemento central para gestionar los conflictos. Estamos hablando no sólo del poder «formal» sino del «real«. Muchas veces los directivos creen que, por tener el poder «formal», también tienen el poder «real».

Muchas veces las partes no valoran todo el poder que pueden llegar a tener (docentes, encargados, padres). Tampoco se considera que el poder es dinámico, con lo que las relaciones cambian según las situaciones. Pensemos si tenemos que ir a un acto y el encargado tiene la llave de la institución ¿quién tiene el poder? ¿Cuál es el poder del docente dentro de su sala? En un establecimiento educativo se planteó un conflicto por el horario de entrega de libretas: el Director quería hacerlo en contra-turno, el docente no. Por circular se estableció el horario de reunión en contra-turno… y el docente faltó. ¿Quién hizo uso del poder?

El primer punto a trabajar con quienes tienen el poder es la reflexión acerca de ¿Por qué negociar si yo tengo el poder? La respuesta es sencilla, negociando, puedo «gastar» menos poder (llámese tiempo, esfuerzo, el costo de tener que «empujar» para que se cumplan las órdenes, aplicar sanciones, iniciar sumario, escalar el conflicto, etc.)

Hay un ejercicio interesante de negociación en el libro de «RESOLUCION DE CONFLICTOS EN LAS ESCUELAS«, Ed. GRANICA, de Girard y Koch, en el que se plantea que dos científicos tienen que comprar unas mariposas. Uno necesita el capullo y otro la mariposa. Uno tiene más dinero que el otro. Siempre que lo realizamos, algún grupo termina gastando todo su dinero y compra el que tiene más poder, sin darse cuenta que, si trabajaran cooperativamente y vieran sus intereses, podrían obtener lo mismo «gastando» mucho menos.

Llegar a comprender por qué negociar si tengo el poder, es un proceso muy lento. No podemos buscar una solución mágica y un cambio de mentalidad rápido. Cuando se comprenda que, permitiendo a las partes expresarse y «negociar«, podremos obtener mejores soluciones para todos. Esto podrá comenzar a internalizarse en cada parte actora.

Otro de los aspectos a considerar en la gestión de los conflictos, y, diríamos que es lo primero que hay que hacer, es trabajar sobre la conciencia que tienen las partes del conflicto; esto es, hacer ver a las partes que, objetivamente, existe un conflicto (si lo hay) o no existe (si no lo hay), porque si no, seguimos intentando avanzar, pero una de las partes no lo hace porque «no sabe cuál es el problema» y «acá no hay problemas«. Este tema también está relacionado con otro: parece que si tengo conflictos, soy mal directivo o docente. ¿Cuántos directores, en reunión entre sus pares, reconocen tener conflictos? ¿Cuántas veces, como docentes, no planteamos que tenemos un conflicto porque vamos a quedar mal? Si partimos de una nueva visión del conflicto, en la que tomemos al conflicto como parte de la vida y de las instituciones, será más fácil tomar conciencia del mismo y trabajar en pos de su resolución (si es posible) o su gestión (si no es posible la solución. por lo menos, que ello no nos impida seguir trabajando).

Ocurre que muchas veces las partes están tan absorbidas por el conflicto, que no pueden realizar una lectura objetiva, en este caso, será necesaria la presencia de un tercero (llámese mediador o facilitador) que ayude a las partes a pensar su conflicto y con ello habilitar nuevas posibilidades de gestión y eventual resolución.

Fuente: www.mediacioneducativa.com.ar

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